LA FUENTE
Cada vez que paso por
la fuente que hay cerca de casa, pongo la boca
debajo del caño grueso, y dejo que el agua resbale
por mi cara, llena de calor.
Imagino
que bajan hasta mi rostro, todas las historias, que
el agua ha ido recogiendo en su descenso por la
montaña.
Trae
canciones y espejos en movimiento, que al
estrellarse sobre mis mejillas, se convierten en
burbujas…
Cuando
me incorporo, toda yo, aparezco vestida de agua.
Entonces
empiezo a correr, para que el aire con su abanico,
se beba las gotas, que aún quedan en mi rostro.
Después,
cierro los ojos y me dejo acariciar por él…
El
rumor de la corriente, mece mis pensamientos
infantiles, dejando una huella transparente y sonora
en todos mis sentidos.
*
Leonor Rodríguez Almendros
(de El
maletín de los sueños)
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