Procesión de la Virgen de Fátima pasando por la Higuerilla, ca. 1965 (Cortesía de Miguel A. Alonso).
Con la llegada en 1949 del párroco Manuel Gómez Gutiérrez despertó en los castareños la devoción a la Virgen de Fátima, propagada en aquellos años por los pueblos de La Alpujarra y de la provincia de Granada. Esta veneración se materializó en Cástaras con la construcción de dos ermitas: la del Camino Nuevo, a escasos metros de la población, y la de Los Morenos, en la falda norte de la Contraviesa junto a la carretera de Torvizcón a Cádiar cercana al cauce del río Guadalfeo; y con la declaración del 13 de mayo como fiesta local, costumbre que perdura más de sesenta años después, convertida en tradición tan arraigada que muchos castareños consideran la Virgen de Fátima su patrona a pesar de no haber sido proclamada canónicamente como tal.
En 1951 se produjo un acontecimiento excepcional en la vida de Cástaras relacionado con esta devoción que nacía entonces con fuerza. Fue la visita de la imagen de la Virgen de Fátima que recorría los pueblos de La Alpujarra y de la provincia de Granada propagando la advocación mariana. El periódico IDEAL insertó en su sección de información regional la noticia del acontecimiento:
FERVOROSO RECIBIMIENTO Y ESTANCIA DE LA VIRGEN DE FÁTIMA EN CÁSTARAS
La visita de la Virgen de Fátima a Cástaras hay que calificarla de apoteósica, y así era de esperar. Cástaras ha sido el pueblo alpujarreño que primeramente hizo suya la devoción mariana de Fátima. Estableció como fiesta local el 13 de mayo, a la que concurren numerosos peregrinos de los pueblos vecinos, y ha plasmado su devoción en una preciosa y pintoresca ermita, enclavada en sus ingentes rocas.
A las nueve de la noche del jueves, el Pueblo en masa, presidido por el señor cura Párroco, don Manuel Gómez; alcalde don Miguel Salmerón; juez suplente, don Miguel García; jefe de la Hermandad de Labradores, don Miguel Muñoz; maestros nacionales, don Gabriel Guardia y doña Isabel Carrillo, y demás autoridades y fuerzas de la Guardia civil con su comandante de puesto don Lorenzo Martín, recibieron la venerada imagen en el término parroquial.
El momento fue escalofriante. La Virgen blanca, al resplandor de bengalas y luces de farolitos, electrizaba a la muchedumbre, que lloraba, aplaudía y vitoreaba sin cesar.
Cuando la venerada imagen hizo su entrada en la Plaza Mayor, un silencio religioso sobrecogió a la multitud cuando vieron bajar sobre la imagen una corona real y posarse sobe Ella. Pronto se convirtió en atronadoras aclamaciones proclamándola reina del pueblo y de la Alpujarra. Colocada después en su tribuna recibió el saludo de bienvenida, que le hizo su párroco, don Manuel Gómez, y el testimonio de todos los castareños en un prolongado besamanos.
Hora santa mariana, turnos de vela por todos los hombres del pueblo, confesiones por cuatro sacerdotes hasta la madrugada llenaron la noche.
El pueblo entero veló junto a su Madre. Las rondallas de guitarristas y auroros impregnaron la madrugada con sus canciones de los gozos de la Virgen invitando al rosario de la Aurora, que se vio concurridísimo. La comunión general fue el mejor testimonio de amor que los castareños ofrecieron a su celestial Madre. A las nueve de la mañana se celebró en la plaza Mayor la misa de enfermos, a cuyo acto se sumaron los moradores de la Contraviesa.
La jornada mariana culminó con la despedida a la Virgen. Antes de su partida la bellísima imagen visitó a una enferma en su domicilio. A las ocho de la tarde se llegaba al término del pueblo para hacer entrega de la imagen a los vecinos de Notáez. Los gritos, aplausos, vítores y oraciones rayaron en delirio. Se les iba la Virgen. Hubo un momento que los sollozos ahogaron las voces de todos. A los gritos de ¡adiós, adiós!, desapareció la Virgen blanca, llevándose el corazón de sus castareños.
Merecen espacialísima mención los mayordomos de la Virgen de Fátima, que con incansable labor vienen desde hace tiempo trabajando por el culto y honra de la Señora, y estos son: don Guillermo Fernández, don Miguel Muñoz, don José Antonio Carmona, don Antonio Fernández, don José Navarrete, don Jesús Muñoz, don Modesto Rodríguez, don Francisco Miranda, don Juan Guardia, don Juan Salmerón, don Francisco Puga y don José Antonio Almendros.
«Fervoroso recibimiento y estancia de la Virgen de Fátima en Cástaras». IDEAL (Granada). Año XX. Número 5908. Viernes, 17 de agosto de 1951, p. 6.
Las dos ermitas de la Virgen de Fátima en Cástaras, construidas ambas hacia 1950: la de Los Morenos (izquierda) y la del Camino Nuevo (derecha).
Más fotografías de la ermita del Camino Nuevo y de la Virgen que alberga en la página:
Cástaras hoy :: La ermita y la Virgen de Fátima.
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Fecha de publicación: |
21-5-2011 |
Última revisión: |
2-05-2023 |